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    Seriedad, por Leopoldo Abadía

    Aizkibel Rojo | diciembre 31, 2019 | 0

    leopoldo abadia

    Por Leopoldo Abadía

     

    No se sabe cómo, pero ya estamos en el último día del año. Diremos eso de ‘¡cómo pasa el tiempo!’; luego, aquello de ‘parece que fue ayer’…y, como siempre, haremos unos cuantos propósitos para 2020, como los hicimos para 2019 y antes para 2018 y así.

    Entre paréntesis, los propósitos para el próximo año suelen ser -deberían ser- el resultado de un cierto repaso de lo que hicimos en este año que se acaba. Un amigo mío tenía la costumbre de hacerse tres preguntas: a) qué he hecho bien; b) qué he hecho mal; c) qué podía haber hecho mejor. Como el resultado le desmoralizaba bastante, añadió otra: d) qué podía haber hecho peor. Automáticamente, le subió la autoestima, porque peor peor, lo podemos hacer casi todo, y eso anima mucho.

    31 de Diciembre. Seriedad. Este año, sí. Voy a hacer un presupuesto y, repito, este año sí, lo voy a cumplir. 

    Y hacemos el presupuesto familiar, con el mismo planteamiento que sigue el Gobierno para los Presupuestos Generales del Estado: a) gastos e inversiones que hay que hacer ‘caiga quien caiga’; b) determinación de prioridades, traducción de esas prioridades a euros y ya está la columna de desembolsos.

    En una familia, los desembolsos deben compensarse con los ingresos y en un Estado, lo mismo, pero, en este último caso, con la salvedad de que los que mandan, o sea, la Unión Europea, nos permiten una diferencia entre gastos e ingresos, autorización que no tiene una familia, que puede ser tachada de manirrota. 

    En la columna de ingresos de una familia estarán, entre otras cosas, sueldos, facturas que presentemos si somos autónomos,  alquileres, rendimientos de las inversiones que hayamos hecho… (Buen momento para ver la ‘calidad’ de la inversión, o sea, del ahorro. Y buen momento para tomar decisiones de cambio o mantenimiento de la inversión).

    Vuelvo a los desembolsos. No se nos puede olvidar lo que pagamos a Hacienda, porque, aunque se nos olvide, allí estará puntual. Y esto estará relacionado con el tipo de inversión que hemos hecho, con ese plan de pensiones que hay que hacer antes de final de año, con todas las deducciones que permite la ley…

    Y estará relacionado con las prioridades que se haya marcado el Gobierno. Por ejemplo, si hace dos días leo que «PSOE y UP ultiman un programa con acento social y feminista» pensaré lógicamente que, una vez concretada esa frase en medidas a tomar, esas medidas van a costar dinero y seguramente no van a proporcionar ingresos, por lo que es muy probable que aparezcan unos impuestos por algún lado. Y la experiencia me dice que ese ‘lado’ siempre me pega a mí.

    Seriedad. Examen de conciencia y propósitos para 2020. Y recordar que es malo estirar el brazo más que la manga y es malo cubrir ese ‘estiraje’, con un crédito, porque todos sabemos que los créditos hay que devolverlos y, además, producen unos intereses. Eso lo sabe bien Pedro Sánchez, porque en esos PGE que un día saldrán, estaban previstos 31.500 millones de intereses, dando la razón a todas las abuelas del mundo cuando decían que las alegrías se pagan.

    Conclusión: el fin de año nos ayuda a hacer balance de lo hecho y nos ayuda a abrir bien los ojos para el año nuevo que llega. Si cada inicio de año lo encarásemos de forma planificada, como si fuera una inversión – en dinero, tiempo, dedicación …-, posiblemente podríamos llegar a estas alturas no tan fundidos, con las prioridades claras y el futuro enfocado con seriedad. O sea, obtendríamos frutos. 

    Eso es lo que os deseo a todos… y en todos los niveles – en lo personal y familiar, en lo profesional, en lo financiero y en lo social: un 2020 lleno de frutos y cosas buenas!

    ¡Y lleno de informal seriedad!

    Categoría: Leopoldo Abadía

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