Los inversores que intentan batir al mercado deben acertar con los mejores momentos para entrar y salir de este. Esta estrategia se conoce con el nombre de market timing.
El market timing supone encontrar el momento idóneo para entrar y salir de la bolsa. El objetivo de esta estrategia es sencillo, que no fácil: comprar cuando los precios son muy bajos y vender cuando son muy altos. De esta forma, el beneficio que se obtendría con la inversión sería máximo.
El problema de hacer market timing es que es muy difícil, por no decir imposible, acertar con el momento idóneo para comprar o vender acciones. Cualquier evento inesperado, véase el COVID-19, puede modificar las perspectivas iniciales y hacer saltar por los aires cualquier previsión o análisis financiero.
Otro problema añadido es que si constantemente compras y vendes tus activos, en función del vehículo de inversión que utilices para ello, es probable que pagues un peaje muy elevado en forma de comisiones y de impuestos. A largo plazo, estos gastos serán un lastre sobre el resultado final de tu inversión.
El problema de equivocarte con el market timing
Cuando intentas ser más listo que el mercado y te equivocas, te dejas una parte de la rentabilidad de tu inversión por el camino, a la que se conoce como behaviour gap. Según algunos estudios, entre un inversor que se mantiene impasible y otro que practica market timing, el segundo sufre una pérdida de rentabilidad que oscila entre el 1 y el 2% anual, en algunos casos incluso más.
Además, mientras peleas por acertar cuál es el mejor momento de invertir o desinvertir, corres el riesgo de perderte algunos de los mejores días del mercado, lo cual tendrá un impacto enorme sobre tu inversión a largo plazo.
En este sentido, hay un estudio muy conocido de JP Morgan Asset Management que analiza, para una inversión sobre el S&P 500 entre los años 1997 y 2016, cómo se reduce la rentabilidad si te pierdes uno o varios de los mejores días del mercado, que además suelen tener lugar en etapas bajistas.
El estudio concluye que si hubieses estado invertido durante todos esos años, tu rentabilidad anualizada habría sido del 7,68%. Sin embargo, si te hubieses perdido los 10 mejores días del mercado, la rentabilidad habría sido del 4%. En el caso de haberte perdido los mejores 20 días, tu rentabilidad habría sido de solo el 1,57%. A partir de perderte los mejores 30 días, tu rentabilidad habría pasado a ser negativa.
El largo plazo como alternativa al market timing
Practicar market timing para intentar batir al mercado no nos parece una buena idea. Incluso en el caso de que tus conocimientos sean muy elevados y de que tengas mucho tiempo libre para estudiar y analizar inversiones, lo más seguro es que termines tomando decisiones erróneas.
Según numerosos estudios, la gran mayoría de los gestores profesionales de fondos de inversión no logran superar al mercado de forma consistente a largo plazo. Si ellos no lo consiguen, ¿qué te hace pensar que tú sí lo conseguirás? Incluso el propio Warren Buffet, uno de los mejores inversores de la historia, ha defendido en numerosas ocasiones la idea de que es imposible anticiparse al mercado.
El market timing no es, por tanto, una estrategia pensada para inversores particulares. Para este tipo de inversores es mucho más fácil invertir a largo plazo con un fondo indexado de bajo coste con el que conseguir exactamente la misma rentabilidad que el mercado. Es menos arriesgado, es más fácil de gestionar y, con toda seguridad, proporcionará mejores resultados a largo plazo.