Gran parte de nuestra psicología, y las elecciones y comportamientos resultantes, provienen de una época en que los humanos debíamos cazar y estar alerta siempre para sobrevivir. Aunque ya no es así y vivir es mucho más cómodo, muchas conductas y miedos prevalecen aún en nuestra mente, incluso cuando se trata de invertir.
Psicólogos del comportamiento han detectado varios frenos que impiden a las personas iniciar su camino en el mundo de las inversiones. Ante estas inseguridades, también plantean algunas recomendaciones para reconocerlos e ideas para afrontarlos.
Miedo a las pérdidas
Es obvio que nadie disfruta de la sensación de pérdida. Ya sea viendo un partido de fútbol de tu equipo favorito en una final importante o en tu carrera profesional, todos intentamos evitar la sensación de perder.
Estudios indican que estamos inclinados a sentir el dolor de una pérdida mucho más de lo que experimentamos la alegría de una ganancia (aquello de que siempre recordamos lo malo antes que lo bueno). La investigación titulada “Riesgo e Incertidumbre, la falacia de los grandes números” ha demostrado que tenemos 2,5 veces más probabilidades de notar una posible pérdida que una ganancia.
Debido a esta tendencia, lo más probable es que te enfoques en todo lo que puedes perder incluso antes de tenerlo, como empezar a invertir o que una vez que ya estés invirtiendo, te asalte este miedo en la primera caída.
Para evitar esto, te recomendamos tener en cuenta cuál es tu perfil de riesgo para saber qué tipo de inversor eres, ya que existen opciones de inversión que van desde un perfil conservador a un perfil más arriesgado, y ajustar tu inversión de acuerdo con ella.
Además, siempre debes asegurar que los productos financieros que contrates estén avalados y supervisados por entidades financieras certificadas, para tu total confianza y tranquilidad.
Síndrome de evasión de costes
Este síndrome se trata de un error al identificar los costes reales de una situación y la consiguiente reacción de intentar evitarlos. En él se pone un gran énfasis en la parte financiera y se busca evadir la parte psicológica: tanto “el precio emocional” a pagar y la recompensa final a largo plazo.
Por ejemplo: imagina que quieres un coche nuevo que cuesta 30,000€. Tienes varias opciones:
- Pagar su precio.
- Comprar uno igual de segunda mano por menos dinero.
- Robarlo.
Mirando las tres opciones que tenemos, el 99% de las personas evitaría la tercera opción ya que las consecuencias de robar son mayores que las ventajas. No decimos nada raro, ¿no? Es bastante obvio.
Supongamos ahora que quieres obtener una rentabilidad anual del 10% en los próximos 50 años. Ambicioso, desde luego. Así que te planteamos la siguiente pregunta: ¿Esta recompensa que quieres obtener es «gratis»? Sentimos ser duros, pero no. No es gratis. Lo que denominamos “precio emocional”, en este caso, es la volatilidad y la incertidumbre que se deberá pagar a lo largo del tiempo antes de recibir, en el largo plazo, la recompensa final.
Este precio emocional del que te hablamos, que deberíamos pensar antes de invertir, raramente se examina. Un ejemplo es el caso de las bebidas energizantes Monster, cuyas acciones llegaron a aumentar un 60.000% entre 1995 y 2016 aunque en ese tiempo perdió más de la mitad de su valor en cinco ocasiones distintas. Sin embargo, en lugar de tirar la toalla, se enfocaron en el largo plazo para seguir adelante.
Cada recompensa de dinero tiene un precio más allá de la tarifa financiera que se puede ver y contar. Aceptar eso es crítico, ya que será lo que te prepara para la recompensa que tendrás en el futuro . El caricaturista Scott Adams escribió una vez:
» Si quieres tener éxito, calcula el precio y luego paga. Suena trivial y obvio, pero si tienes esa idea siempre en mente, ganas un poder extraordinario ”.
Miedo a quedar excluido (FOMO)
FOMO, acrónimo de la expresión inglesa Fear of Missing Out, significa miedo a perderse algo. Vivimos en tiempos en los que este miedo se relaciona batante con, por ejemplo, la adicción que están desarrollando las personas a no estar en contacto con la actualidad las 24h del día y a las actualizaciones de sus redes sociales.
Si lo enfocamos en el mundo financiero, este miedo puede manifestarse cuando destinas una parte de tus ahorros en inversiones a largo plazo y temes perder liquidez o simplemente piensas que ese dinero podrías haberlo gastado en otra cosa.
«¿Y si dedicara este dinero en unas vacaciones?»; ¿Y si sufro un contratiempo y necesito usar el dinero que invertí?». Son pregustas que podemos hacernos cualquiera de nosotros. Como ya te hemos mencionado antes en este blog, emprender una inversión a largo plazo debe ser una decisión meditada y bien planeada.
Antes de empezar a invertir, el Banco de España recomienda contar con un «fondo de emergencia», en el cual deberían estar contemplados posibles contratiempos futuros o situaciones de emergencia en los que se necesitaría tener el dinero disponible, como por ejemplo una situación de paro de larga duración.
Además, expertos en finanzas personales recomiendan que se cuente con un “colchón financiero” que cubra entre tres y seis meses de gastos comunes entre los que se encuentran el pago de alquiler o hipoteca, el colegio de los niños, seguros, luz y suministros, etc. Al final, contar con este recurso, debería ayudar a controlar el “FOMO”, que podría frenar una inversión.
2 respuestas a “Empezar a invertir: 3 frenos psicológicos”
Un articulo muy interesante. Me gustaría saber mas acerca de cuál es vuestra ventaja competitiva frente a las grandes casas de inversión? muchas gracias
Estimado Jorge,
Muchas gracias por su comentario.
Los productos de ahorro e inversión de la banca tradicional principalmente tienen tres problemas: fuertes conflictos de interés, asesoramiento deficiente, y altos costes/comisiones; influyendo negativamente en las rentabilidades de estos instrumentos de inversión. El objetivo de Finanbest es ofrecer una mayor rentabilidad a nuestros clientes y para ello hemos acabado con estas graves ineficiencias de raíz. Somos totalmente independientes, hacemos una gestión diversificada y dinámica a medida para cada cliente, y nuestras comisiones son radicalmente bajas.
Muchas de las «grandes casas de inversión» que comenta tienen conflictos de interés: le venden sus propios fondos, o quizás unos fondos de algunas gestoras con quienes tienen un acuerdo comercial (y cobran retro-cesiones por ello). Esto hace que no se le ofrezcan los mejores fondos, ni los más económicos…
Nosotros seleccionamos libremente los mejores fondos de inversión del mundo de entre más de 50.000 opciones de más de mil gestoras internacionales, y lo hacemos de forma totalmente independiente: Finanbest no cobra ninguna comisión de las gestoras de los fondos en los que invierte. Finanbest tiene acceso a las versiones más económicas de los fondos que elegimos (“clase limpia” o “clase institucional”). Estas “clases” tienen comisión de gestión muy inferior a las versiones que se distribuyen a los minoristas a través de las oficinas bancarias. En el caso de los planes de pensiones, también invertimos en ETFs.
Nuestras carteras y los fondos que elegimos son altamente diversificados. Invertimos, en nombre de nuestros clientes, en los grandes mercados de acciones y bonos de las grandes economías mundiales. Esta diversificación nos permite reducir el riesgo (volatilidad) y a la vez exponernos al crecimiento económico de los grandes mercados internacionales. Para los mercados de Renta Variable seleccionamos sistemáticamente fondos indexados (gestión pasiva), pero en algunos mercados de Renta Fija nos parece más prudente invertir a través de un fondo de gestión activa.
Un saludo