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    El futuro de la banca privada

    Aizkibel Rojo | abril 4, 2018 | 0


    La nueva banca privada se apoya en la tecnología, no sólo para generar valor añadido, sino para reducir unos costes que no estaban justificados

    Se acaban de cumplir cuatro años desde que se publicara un interesante estudio realizado por dos afamadas consultoras sobre el futuro de la banca privada. La de 2014 era la cuarta edición de este estudio, siempre centrándose en analizar las perspectivas de la banca privada, y por lo que hemos podido saber, de momento no hay una quinta edición en marcha.

    Por ello, lo que vamos a hacer en esta entrada es repasar lo que se proponía hace cuatro años y proponerte jugar con nosotros a ciencia ficción e imaginar lo que diría este estudio en 2018, que seguro ya hablaría de los roboadvisors.

    De este documento de 2014 nos llama la atención –y nos gusta- que en 40 páginas de contenido encontramos la palabra “tecnología” repetida 24 veces, concentradas en 11 páginas. La palabra “MiFID”, por ejemplo, ya se mencionaba en 13 ocasiones distribuidas en 8 páginas.

    Muchas veces ligamos banca privada exclusivamente a trato personal y a poner a disposición de esos clientes -llamémosles “especiales”- productos específicos que sólo están al alcance de quienes invierten grandes cantidades de dinero. Digamos que la “vieja banca privada” -por llamarle de alguna manera- ponía todo el énfasis en la figura del banquero, que era quien generaba el valor añadido para justificar el cobro por el servicio, mientras que la “nueva banca privada” se apoya en la tecnología, no sólo para generar valor añadido, sino también precisamente para reducir esos costes que empezaban a no estar justificados a los ojos del cliente.

     

    Ya intuía este informe hace cuatro años que la nueva regulación (que hoy ya denominamos MiFID II) requeriría la necesidad de contar con plataformas que permitan tratar la información de forma rigurosa, analizando comportamientos y buscando patrones que permitan una sistematización eficiente y complementaria para el asesoramiento. Hoy sabemos que esa nueva regulación exige estructuras tecnológicas que provean de manera automatizada asesoramiento y propuestas de valor a los clientes. La tecnología no es una opción; es el presente y una obligación.

    Un estudio de KPMG realizado en 2017 en el país con más bancas privadas por habitante (Suiza) advertía que la banca privada suiza ya no puede apoyarse en el viejo modelo comercial que la hizo famosa, consistente en servicio mas un cierto grado de opacidad. La realidad se ha transformado y los bancos deben enfrentar mayores costos regulatorios y reglas, lo cual se suma al desplazamiento de la creación de riqueza hacia las economías emergentes y a un ritmo de operación de los mercados financieros menos dinámico. ¿Solución? Este mismo estudio apuntaba a la transformación digital como la ruta que todos los bancos deberán irremediablemente comenzar a transitar. ¿Por qué? Porque sus márgenes de intermediación se reducen y los clientes esperan cada vez más de las instituciones financieras.

    Seguir creyendo que la clave de la banca privada es tener a un señor que te llame por tu nombre y sepa dónde te gusta pasar las vacaciones y los viajes que haces en los puentes de primavera es anclarse en un modelo que ya ha dado todo lo que podía dar de sí.

    En roboadvisors como Finanbest vemos un futuro en el que mucha más gente puede acceder al modelo de inversión utilizado por los grandes patrimonios y la banca privada. No sólo se trata de democratizar ese modelo de inversión, sino de despojarlo de sus ineficiencias y de sus conflictos de intereses. Hacerlo accesible a un elevado número de inversores es posible gracias a la tecnología, como apuntaban los dos estudios que hemos mencionado en esta entrada.

    ¿Cómo? Automatizando varias de las etapas del proceso, desarrollando un modelo de obtención del perfil del inversor rápido y preciso, poniendo en marcha un sistema automático de reajuste de la inversión… Ese es el servicio que espera el cliente de la banca privada. Si podemos ofrecerlo con unas comisiones un 70% más bajas de media y ponerlo en las manos tanto del inversor de 3.000 euros como del que invierte cifras con muchos ceros, estamos seguros de que tenemos algo muy parecido a lo que propondría ese supuesto informe 2018 sobre la banca privada del futuro.

    Categoría: Actualidad Financiera

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