La estrategia de inversión de gestión pasiva tiene cada vez más adeptos en España. Los inversores empiezan a cansarse de las suculentas comisiones y mediocres resultados de la mayoría de los fondos gestionados de forma activa y buscan refugio en fondos indexados y ETFs (fondos cotizados), más baratos, más fáciles de entender y con mejores rentabilidades a largo plazo.
Para confirmar esta teoría no hay más que repasar los datos publicados recientemente por Inverco. En la primera mitad del año, con el Covid-19 provocando caídas bursátiles sin precedentes en la última década, la industria de fondos sufrió una huída de 1.614,5 millones de euros. Sin embargo, los fondos de gestión pasiva fueron capaces de captar 403,2 millones de euros netos.
Si observamos los datos con más perspectiva, en Estados Unidos la gestión pasiva ya mueve más de un 33% del dinero acumulado en fondos de inversión y en Europa alcanza el 20%, con una tendencia claramente alcista en ambos casos. En España, donde solemos ir más rezagados en temas de inversión, la gestión pasiva apenas representa un 1% del total de las inversiones, por lo que su potencial de crecimiento es enorme.
¿A qué se debe la fiebre por la gestión pasiva?
Explicar la fiebre por esta estrategia de inversión es bastante fácil. Basta con poner frente a frente a la gestión activa y a la gestión pasiva para comprobar cómo en la mayoría de los casos la segunda gana por goleada a la primera.
#1. Más rentabilidad y menos costes
A largo plazo, los fondos de gestión activa no logran batir a los índices bursátiles y a las carteras indexadas la gran mayoría de las veces. Si nos vamos a horizontes temporales de 10, 15 o 20 años, con suerte 1 o 2 fondos de cada 10 conseguirán obtener mejores resultados que un fondo indexado a un índice global.
Este mensaje ha calado en los pequeños inversores, que no ven razones para complicarse la vida con la contratación de fondos de inversión complejos y menos eficientes que el mercado. Además, estos fondos gestionados de forma activa tienen unas comisiones mucho más elevadas que sus homólogos de gestión pasiva.
Mientras que la comisión de gestión de un fondo activo casi siempre está por encima del 1%, en un fondo pasiva tiende a situarse por debajo del 0,5%. ¿Con qué argumentos un ahorrador va a elegir un fondo activo que obtiene peores resultados que un fondo pasivo y además es mucho más caro?
La lógica cae por su propio peso: nadie en su sano juicio tomaría una decisión de este tipo, y menos en un entorno de máxima incertidumbre económica como el actual, en el que la rentabilidad a corto y medio plazo no está garantizada.
#2. Una oferta cada vez mayor
El aumento de la oferta de fondos indexados y ETFs también ha contribuido al auge de la gestión pasiva. Si hace una década apenas existían fondos de gestión pasiva entre los que elegir, en la actualidad la oferta es enorme y cada vez más gestoras deciden incorporarlos a sus carteras.
John Bogle, a través de su gestora de fondos Vanguard, comercializó en 1976 el primer fondo indexado de la historia. Aunque en la actualidad Vanguard sigue siendo la gestora de fondos pasivos de referencia, cada vez tiene más competencia. Amundi, BlackRock, Pictet, State Street y BNY son solo algunas de las muchas gestoras que permiten contratar fondos indexados y ETFs de bajo coste.
A pesar del creciente catálogo de productos de gestión pasiva, la distribución de los fondos en España sigue estando en manos del oligopolio bancario, al que no le interesa en absoluto poner a la venta fondos indexados. Para los bancos es mucho más rentable ofertar los fondos de sus propias gestoras, que son los que les reportan mayores beneficios en forma de comisiones.
#3. Un proceso de contratación muy sencillo
Hace unos años no era nada fácil invertir en un fondo de gestión pasiva. Alguien que quisiera contratar un fondo indexado o un ETF de gestoras como Vanguard o Amundi tenía que esforzarse y complicarse la vida. Desde luego, era mucho más fácil acudir a una oficina bancaria y contratar el fondo activo de moda en ese momento.
Afortunadamente, el avance de las nuevas tecnologías y de internet ha permitido que estos fondos estén hoy en día al alcance de cualquier persona. A este punto ha contribuido, y mucho, la proliferación de los roboadvisors.
Estos gestores automatizados de inversiones han democratizado el acceso a los fondos de gestión pasiva. Gracias a ellos es posible contratar, con un desembolso mínimo realmente bajo, fondos que hasta hace muy poco tiempo sólo estaban reservados a inversores institucionales.
Pero no solo eso. Gracias a la gestión dinámica de sus carteras y a la automatización de todos los procesos, los inversores pueden contratar aquellos fondos que mejor se adaptan a su perfil de inversión y despreocuparse de su gestión. Es el robo advisor quién gestiona todo: las aportaciones periódicas, los rebalanceos, la diversificación, la optimización fiscal…
Finanbest y la gestión pasiva
En Finanbest somos conscientes de todas las ventajas que ofrece la gestión pasiva. Por esta razón, la mayoría de los fondos de inversión que elegimos para nuestras carteras son indexados. Sus bajos costes y su transparencia son razones más que suficientes para que los incluyamos en nuestras carteras de inversión y los ofertemos a nuestros clientes.
Sin embargo, no queremos dejar pasar la oportunidad que en determinados mercados ofrecen algunos fondos de gestión activa. Son fondos cuya gestión está muy pegada a su índice de referencia, que tienen unos costes de gestión muy bajos y cuya estrategia de inversión es bastante transparente.
Lo que hacemos en Finanbest es aprovecharnos de lo mejor de ambas estrategias, reduciendo los costes al máximo para que nuestros clientes puedan obtener la mayor rentabilidad posible. Te invitamos a que descubras nuestras Carteras de Fondos de Inversión personalizadas y lo compruebes por ti mismo.