Comienzo aquí mi colaboración con el blog de Finanbest.
Confío en que sea fructífera para avanzar en uno de los ámbitos claves para el desarrollo de cualquier economía: la educación financiera, o lo que es lo mismo, el conocimiento por parte de los inversores de las características de los activos financieros y de sus dos principales parámetros, la rentabilidad y el riesgo.
Siempre he sido un firme defensor de que se potencie la educación financiera, que cada vez engarza más con la necesidad de adquirir una alfabetización digital. Un Robo Advisor o, como a más me gusta denominarlo, un “gestor automatizado de inversiones”, es un claro ejemplo. La extensión de las tecnologías de información y comunicación (TIC) y su estrecha conexión con las finanzas han contribuido a ampliar las posibilidades de innovación y de gestión de las finanzas personales.
En los últimos años, como reacción a la crisis, se han puesto en marcha diversas iniciativas que persiguen potenciar la cultura financiera de los ahorradores, dotándoles de conocimientos y herramientas para que puedan adoptar decisiones de inversión bien informadas y, por tanto, adecuadas y libres.
Y ese fue el objetivo de «El Ahorrador Inteligente» (Espasa), la obra colectiva de Analistas Financieros Internacionales (Afi) que tuve el honor de dirigir junto con nuestro Presidente, Emilio Ontiveros, hace ya algo más de 3 años.
El fin último de El Ahorrador Inteligente es contribuir a fortalecer la alfabetización financiera, a verificar la calidad de los instrumentos y su adecuación a las preferencias y perfiles de los inversores. El objetivo es que el inversor particular pueda llevar a cabo una evaluación correcta de riesgos y rentabilidades, es decir: las recompensas de dichos riesgos.
Compartimos la idea de que se deben evitar los vehículos de inversión que no se adapten al perfil de riesgo de cada uno. Pero corremos el riesgo de que, en una especie de «ley del péndulo», se rechacen alternativas de inversión adecuadas porque no se entienden o porque no se conocen. El rechazo debe venir porque no se ajustan a nuestro nivel de riesgo y no porque no se conozcan.
Las carencias de conocimiento pueden restringir en exceso las alternativas de inversión e impedir obtener rentabilidad a medio y largo plazo. Claro que seguirán existiendo productos sofisticados que deben estar restringidos a profesionales, pero hay una lista muy extensa de activos financieros y de vehículos de inversión que pueden ayudar al ahorrador a obtener una rentabilidad de forma diversificada y reduciendo los riesgos. Y los fondos de inversión, mediante una cartera correctamente construida, son un claro ejemplo de ello. Y un gestor automatizado de inversiones, una vía para hacerlo.
A invertir se aprende invirtiendo. Y El Ahorrador Inteligente pretende ser el punto de arranque. Busca fortalecer la alfabetización financiera para que el ahorrador sea consciente de la utilidad de las diversas formas de ahorrar, una de las cuales es la que propone Finanbest.