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    Educación financiera: enseñar a pescar en lugar de regalar peces

    Aizkibel Rojo | marzo 12, 2018 | 0

    La educación financiera no se diferencia en mucho de la educación en cualquier otro ámbito. Dice el proverbio chino que si das un pez a un hombre, comerá un día, pero que si le enseñas a pescar, comerá todos los días. Y probablemente si dejáramos este artículo aquí no habría nada más que añadir… pero lo haremos.

    Edición tras edición del Informe PISA (denominado así por sus siglas en inglés: Programme for International Student Assessment) los datos de España alarman a la opinión pública y, en el caso que nos ocupa, particularmente por el nivel medio de educación financiera, materia en la que una cuarta parte de los estudiantes españoles no llega al nivel considerado “mínimo de competencia”.

    Especialmente alarmante nos parece la aparente incapacidad para apreciar el riesgo de determinados productos financieros. Y antes de entrar en materia, pensemos en la diferencia existente entre enseñar a nuestro hijo o hija de 8 años cómo ir exactamente desde casa hasta la panadería, trazándole un mapa –de manera que todo lo explicado se puede venir abajo si cambia alguna variable, como que haya una obra en el trayecto- o explicarle cuáles son los peligros y riesgos que deben evitar, de modo que cualquier eventualidad no le haga cometer errores fatales.

    Ahora hagamos el paralelismo con la educación financiera y pensemos en la importancia de educar en la capacidad de reconocer el riesgo. Según un estudio realizado en 2017 por Allianz Global Investors entre inversores europeos, sólo el 14% de los españoles es capaz de responder correctamente a problemas concretos sobre riesgo.  De hecho, sólo el 27% de los encuestados identificaba el producto financiero más adecuado basándose en la diversificación del riesgo.

    En el I Estudio sobre la Evolución del Ahorro de las Familias Españolas de Finanbest se revelaba que los inmuebles continúan siendo el principal destino de los ahorros de las familias españolas. De hecho, 8 de cada 10 tiene una vivienda en propiedad y casi el 40% dispone de una segunda residencia.

    Suponemos que este dato no coge de sorpresa al lector; todos sabemos que la inversión inmobiliaria es la preferida del inversor medio español y que no ve gran riesgo en esta inversión. ¿Pero quién le cuenta a ese inversor que la revalorización media anual de la vivienda en España es del 4,4% anual? ¿En qué escuela se acude a las estadísticas para enseñar a los chavales que si en 1985 hubieras invertido en una vivienda 10.000 euros (1.663.860 pesetas de las de entonces), hoy en día se habrían convertido en 60.000 euros, pero si lo hubieras hecho en un fondo que replicase el comportamiento del índice general de la Bolsa de Madrid se habrían convertido en 100.000 y que si hubieras confiado esos ahorros al fondo indexado Vanguard 500 Index Fund, en ese mismo tiempo habrías acumulado casi 130.000 euros?

    La falta de un asesoramiento adecuado conduce a invertir de manera incorrecta, tanto en la tipología de productos como en el momento de hacerlo, lo que provoca la destrucción de patrimonio y el aumento de la desconfianza. Cuanto mayor sea la educación financiera, mayor será el reconocimiento del interés por ahorrar y la percepción correcta del riesgo y rentabilidad de ciertas alternativas de inversión, como es el caso de los fondos, en los que se percibe un nivel de riesgo superior al que realmente tienen. De este modo, mucha más gente sabrá cómo ahorrar y podrá disponer de una cantidad de ahorro suficiente para sufragar los gastos corrientes cuando lleguen a la jubilación.

    No se trata tanto de decirle al español en qué debe invertir, pues las circunstancias cambiarán y los productos con mayor rentabilidad no serán siempre los mismos, sino que la educación financiera se debe centrar en modelar la percepción de riesgo desde la base, de manera que el inversor español sepa moverse en diferentes escenarios, tomando sus propias decisiones basadas en datos objetivos de riesgo y rentabilidad.  En definitiva,  se trata de enseñarles a pescar en lugar de darles cada día el pescado que las pescaderías tienen en stock.

    Categoría: Educación Financiera

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