El plan de pensiones es el vehículo de inversión que más españoles contratan a la hora de planificar su jubilación. Las ventajas fiscales que ofrece este producto están fuera de toda duda y todo el mundo las conoce. Los que muchos inversores no saben es que si no planifican de forma adecuada el momento del rescate, la Agencia Tributaria puede darles un gran hachazo fiscal.
Si quieres evitar pagar más impuestos de los estrictamente necesarios, es fundamental conocer de qué formas puede rescatarse un plan de pensiones y analizar cuál es la que más te conviene. Una mala elección podría devorar la rentabilidad acumulada por el plan durante más de una década.
La fiscalidad de los planes de pensiones
A diferencia de los fondos de inversión, los planes de pensiones no se consideran rentas del capital, sino del trabajo. Por tanto, en el momento del rescate, tendrás que incluir el capital rescatado de tu plan de pensiones en tu declaración de la renta del año correspondiente.
En función del importe y de tu situación personal y financiera, los tipos a aplicar son los siguientes:
¿Cómo puedo rescatar un plan de pensiones?
Si cumples los requisitos para rescatar tu plan de pensiones, tienes varias alternativas para hacerlo:
1. Rescate en forma de capital.
Consiste en rescatar la totalidad del plan de pensiones de golpe. En la mayoría de los casos, es la opción menos recomendable de todas, ya que si lo haces tu base de cotización será muy elevada y, a partir de 60.000 euros, tributarás por el tipo máximo del 45%.
Esto significa que si rescatas un plan de pensiones de, por ejemplo, 160.000 euros, los primeros 60.000 euros tributarán en cada uno de los cuatro primeros escalones del IRPF, pero los últimos 100.000 euros tributarán íntegros al 45%. Eso es mucho dinero y posiblemente dilapides la rentabilidad conseguida por el plan.
2. Rescate en forma de renta.
Se trata de una modalidad de rescate parcial que te permite disfrutar del capital acumulado de forma progresiva. Tú determinarías la periodicidad de la renta (mensual, trimestral, semestral…) y su importe. Por ejemplo, puedes decidir rescatar 1.200 euros cada mes, 4.000 euros cada trimestre…
El objetivo en este caso es rescatar el dinero poco a poco para evitar el hachazo fiscal que supondría rescatarlo todo de golpe, ya que solo sumarás a la base del ahorro de tu IRPF el importe anual del rescate.
3. Rescate de forma mixta.
Es una combinación de los dos modalidades anteriores, es decir, una parte del plan de pensiones lo rescatarías de una sola vez y el resto de forma progresiva (mensual, trimestral, semestral…).
4. Rescate en forma de renta vitalicia.
Si el plan lo permite, esta última alternativa consiste en acordar con la entidad financiera que sea esta la que haga los cálculos y vaya rescantando el dinero de forma periódica con el objetivo de que nunca se agote.
En la práctica, es una forma de asegurar la renta de por vida estirándola hasta el fin de la vida del partícipe.
¿Qué alternativa de rescate es mejor?
Como toda pregunta complicada, merece una respuesta complicada: depende. No existe una fórmula de rescate que sea la más idónea para todo el mundo. Independientemente de que optes por la modalidad de capital o de rentas, el capital que rescates se sumará a tu salario o a la pensión pública que recibas, por lo que el impacto fiscal será diferente en cada caso.
Lo único claro es que si quieres evitar que Hacienda se quede con una buena suma de dinero de tu plan debes evitar rescatarlo de golpe justo el año que te jubilas, ya que ese año habrás cobrado tu salario y este será posiblemente más elevado que tu pensión. Por tanto, el hachazo fiscal sería mayor porque tributarías en las escalas más altas del impuesto.
Nuestro consejo es que planifiques sin prisas el rescate de tu plan de pensiones. Solo así podrás asegurarte de que la factura fiscal no será excesiva.