Un error habitual en algunos inversores sin experiencia es que sus cuentas personales están desordenadas y no lo saben. Un día decidieron que querían invertir y a los pocos días, sin mayor dilación, se lanzaron a la conquista de los mercados financieros.
Esta forma de actuar tan impulsiva no es la correcta. Aunque invertir en bolsa está al alcance de todo el mundo, no es un juego de niños. Si quieres ser un inversor inteligente antes tienes que ser un ahorrador responsable.
Para ayudarte a lograrlo, en este artículo te damos algunas pautas con las que podrás poner en orden tus finanzas personales antes de empezar a invertir.
#1 Mejora tu educación financiera
Una de las grandes lecciones que aprendimos de la crisis financiera de 2008 es que la educación financiera es importantísima para ayudarnos a tomar decisiones de consumo, ahorro e inversión.
Si quieres ordenar tus finanzas personales con éxito, este debe ser tu punto de partida. Debes aprender cómo funciona el dinero y mejorar tu cultura financiera. Esto te ayudará a tomar buenas decisiones económicas y, más adelante, a invertir en productos financieros de excelente calidad.
Afortunadamente, el que no mejora su educación financiera hoy en día es porque no quiera. En internet existen toneladas de información al respecto. Tanta que puede llegar a ser abrumadora.
Si no sabes por dónde empezar a leer, hazlo por la web “Finanzas para todos”, promovida por la CNMV y por el Banco de España con el objetivo de proteger a los ahorradores e inversores mejorando su formación en finanzas.
Si prefieres los libros, te recomendamos tres: “Ten peor coche de tu vecino”, de Luis Pita, “Padre rico, padre pobre”, de Robert Kiyosaki, e “Independízate de papá Estado”, de Carlos Galán. El valor que contienen estos libros es oro.
#2 Conoce al detalle tus gastos
Si le preguntas a alguien cuánto gana al mes, te responderá con total seguridad y sin dudar. Sin embargo, si le preguntas por sus gastos, lo más probable es que no sepa decirte a ciencia cierta cuánto gastó el mes pasado y en qué.
Si quieres disfrutar de una economía doméstica saneada, debes ser consciente de cuáles son tus gastos. Para lograrlo tienes que llevar un registro diario de ellos. Euro que gastes, euro que debes anotar; no hay otra fórmula.
Aunque esta tarea puede parecer laboriosa, en realidad no lo es tanto. Te recomendamos que utilices alguna app móvil de finanzas personales que permita controlar ingresos y gastos. Hay muchas y para todos los gustos. Algunas de las más conocidas son Spendee y Money Pro.
#3 Haz un presupuesto mensual
Una vez que ya sabes en qué gastas tu dinero, debes ponerte manos a la obra y hacer un presupuesto mensual con el que definir en qué quieres gastarlo a partir de ahora.
Gracias a esta herramienta, tú decidirás cuál será el destino de cada euro que entre a tu bolsillo. Definirás, por ejemplo, cuánto vas a gastar en ocio, cuánto en transporte, cuánto en tu hogar, cuánto en ropa… Tu dinero, tus normas.
El dinero no se gastará sólo; se gastará en lo que tú quieras que se gaste. En consecuencia, tendrás el control absoluto sobre tus finanzas, reducirás notablemente tus gastos y ahorrarás más fácilmente.
#4 Aprende a vivir por debajo de tus posibilidades
¿Por qué cambiar de coche cada cuatro años si el que tienes ahora funciona perfectamente? ¿Por qué comprar una casa más grande cuándo nacen los hijos? ¿Por qué cenar en restaurantes caros los fines de semana?
Una característica común de los buenos ahorradores y de los buenos inversores es que han aprendido a vivir por debajo de sus posibilidades, es decir, han aprendido a llevar un estilo de vida por debajo de su nivel de ingresos.
Cuando mantienes un tren de vida muy inferior al que realmente te puedes permitir tener, priorizando el ahorro frente al gasto, desarrollas la capacidad de pensar en términos de dinero a largo plazo. Créenos si te decimos que esta es la verdadera salud financiera.
#5 Reduce y elimina poco a poco tus deudas
Dependiendo de cuál sea el volumen de tus deudas, puede ser una buena idea eliminarlas (o al menos reducirlas) antes de empezar a invertir.
Porque piénsalo fríamente: no tiene mucho sentido que aspires a ganar un 7% de rentabilidad en bolsa, por ejemplo, pero que pagues un 12% mensual de intereses por tus tarjetas de crédito. Esos números no salen; no hay por dónde cogerlos.
Si reduces y/o eliminas tus deudas, reducirás también tus gastos fijos mensuales. Esto te permitirá estar más desahogado económicamente y ahorrar más. Pero no solo, al quitarte la losa de la deuda, estarás más relajado porque no tendrás la preocupación de sentirte endeudado.
#6 Crea tu fondo de emergencias
Antes de empezar a invertir, deberías crear tu fondo de emergencias, que no es más que un colchón de seguridad con el que hacer frente a gastos imprevistos, como podrían ser la sustitución de un frigorífico o una avería del coche.
Este fondo, que en realidad no es más que una hucha, sólo podrás usarlo para afrontar verdaderas emergencias económicas, nunca para financiar tu estilo de vida. Para que nos entendamos, una tubería que se rompe e inunda tu casa, sí es una emergencia; pero una boda de última hora, no lo es.
En cuanto a su importe, lo ideal es que como mínimo puedas cubrir con él entre 3 y 6 meses de tus gastos. Es decir, si cada mes tienes un gasto medio de 1.500 euros, tu fondo de emergencia debería estar entre 4.500 y 9.000 euros.
No obstante, esto dependerá mucho de las circunstancias personales y financieras de cada persona y familia. Un padre de familia que trabaja como autónomo, por ejemplo, debería tener un fondo de emergencias mayor que un funcionario de carrera sin hijos.
Y ahora sí, invierte
A poco que tu cultura financiera comience a mejorar y tu cerebro interiorice los conceptos más básicos sobre ahorro e inversión, fiscalices y controles tus gastos, uses presupuestos, reduzcas deudas y comiences a crear tu fondo de emergencias, tus finanzas personales darán un giro de 180 grados.
Antes de que te des cuenta tendrás el control absoluto sobre tu dinero y estarás cien por cien preparado para invertir en bolsa.