Bitcoin y Blockchain son dos términos que suenan de actualidad, aunque la realidad es muy diferente. El bitcoin, aunque funciona desde el año 2009, saltó a la fama para el gran público español el pasado 12 de mayo, tras el ciberataque masivo que sufrieron empresas e instituciones de al menos 74 países, entre ellas Telefónica. Un virus llamado WannaCry (QuieroLlorar), secuestraba información de los ordenadores y pedía una recompensa económica en bitcoins para devolver la información a sus dueños. ¿Por qué en bitcoins? Porque es una moneda virtual no regulada por ninguna institución central cuyas transacciones son anónimas y se realizan con claves secretas. La divisa perfecta para actos delictivos.
Así que empezamos esta presentación del bitcoin señalando uno de sus grandes problemas que, según sus defensores, es también uno de sus valores: al realizarse las transacciones sin intermediarios, ofrece un mayor anonimato (nadie está obligado a revelar su identidad). Eso no quiere decir que los movimientos no queden registrados, ya que todas las transacciones pasan automáticamente a formar parte de un único libro contable llamado Blockchain de libre acceso para todos los usuarios.
El padre de la criatura es el japonés Satoshi Nakamoto, quien quiso simplificar el modo de intercambio en transacciones monetarias sin depender de terceros (entidades bancarias) ni estar controlado por ningún gobierno central -quedando libre de los periodos de inestabilidad política– ni órgano supranacional, como podría ser el Fondo Monetario Internacional o el Banco Central Europeo. Pese a crearse pensando en su uso diario, la realidad es que ni compradores ni vendedores utilizan con frecuencia el bitcoin como método de pago, convirtiéndose en un producto refugio más, como puede ser el oro.
A comienzos de agosto de 2017 un bitcoin equivale a unos 2.317 euros y existen 16,5 millones de bitcoins en circulación, lo que equivale a más de 38 billones de euros. El ritmo de emisión es el determinado por el propio creador de la moneda (Nakamoto), y cuando se alcancen los 21 millones de bitcoins en circulación, dejarán de emitirse más.
En su breve historia, el bitcoin se ha convertido en una de las revalorizaciones más rápidas e intensas de la historia reciente. Una de las razones es el carácter de valor refugio que está adquiriendo el bitcoin, pero esto no le pone a salvo de sufrir burbujas y, de hecho, muchos analistas ya alertan del inminente estallido de la burbuja Bitcoin.
El bitcoin nunca se detiene, ya que las transacciones están en funcionamiento las 24 horas del día y los siete días de la semana, superando de esta forma barreras geográficas y políticas. Los encargados de supervisar y realizar las operaciones reciben el nombre de “mineros”, por la similitud de su trabajo con los mineros del oro; trabajan 24 horas al día, siete días a la semana, para resolver problemas informáticos, a cambio de una retribución en bitcoins. El día que dejen de emitirse bitcoins, dejarán de ser necesarios estos mineros.
Este sistema de mineros es también uno de los grandes problemas del bitcoin, ya que la mayoría de los mineros se encuentra en China (curiosamente, el origen del virus WannaCry). Las transacciones con bitcoins digamos que no son del todo rápidas, y algunos de estos mineros se están organizando en una especie de cárteles para cobrar comisiones a cambio de acelerar las transacciones entre usuarios.
Por esta razón un grupo de mineros chinos han creado recientemente bitcoin cash, una nueva moneda “hermana” que se podrá canjear con el mismo valor que el bitcoin pero que permitirá realizar transacciones con mucha mayor rapidez, aumentando por lo tanto el número de transacciones y su uso cotidiano.
El bitcoin no se puede duplicar ni falsificar, las criptomonedas emitidas son las que hay y es totalmente imposible inventarse bitcoins. Muchos definen Blockchain como el grado máximo de la tecnología aplicado a las finanzas, pues facilita ver todo lo que está sucediendo en la red bitcoin, con actualizaciones en tiempo real sobre el estado de la moneda, e información detallada sobre las operaciones con bitcoin.
Según un estudio de PwC, el 60% de los profesionales de banca aseguran estar familiarizados ya con este protocolo que podría cambiar radicalmente el sector. La propia consultora señala que su uso permitiría que las entidades redujeran sus gastos y, además, facilitaría que las transacciones se realizaran con una mayor transparencia, fomentando con ello el cumplimiento de la regulación, ya que el intercambio de bitcoins -como hemos dicho al comienzo- se refleja públicamente en Blockchain, donde cualquier apunte permanece inalterable con el tiempo y quedará anotado para siempre.